De Pie

********************************* Atención *********************************

Era la tormenta emancipadora. Eran el trueno y el relámpago de la reinvindicación.

Eran un aguacero momentáneo: ojos viscos creyeron ver la ciudad inundada por un par de gotones, pero que querés, a la cuidad la inunda cualquier inepto con bigotes.

Creyeron derrumbar al Corecrin con bravuconadas infantiles... ilusos!

Los juicios estéticos cercanos a la divinidad notaron cómo el Comando Revolucionario elevó los cánones de este blog para hacerlo sublime, cuando no irresistible para aquel que, sin nada mejor que hacer que estar frente a una PC consumiendo su vida, precisa de Chucherías y Desengaños para seguir adelante.

A pesar de los ataques cipayos del extranjero, continuamos en el timón de este mar que se hace barco para que sea tolerable, y encima en español.

Y gratis.

A la plaza a tomar mate, que hay sol che.

(Por el CORECRIN)

Crónicas del 28 - Tercer entrega (oficial)

Hoy tome tres veces el 28 para llegar al laburo, quedando el trayecto de viaje dividido en 3 partes, cada una producto de sus propias causalidades.

Causalidad nro. 1: ir a trabajar. Esta deriva en la afronta diaria de tomar el colectivo en Av. Almafuerte al 600, barrio de Parque de los Patricios.

Durante la correspondiente parcialidad del viaje encare de la misma forma que todos los días: auriculares, mirando hacia alguna ventana, una mano en el túbulo de sujeción del techo con su correspondiente caldo seco, la otra mano en el bolsillo, y la vista alternando entre algún escote y el paisaje urbano.

Causalidad nro. 2: Todo transcurría dentro de lo previsible hasta que a la altura de San Telmo se escucho el popular grito "¡Momento! ¡MOMENTO!". Casi nunca se enuncia más de dos veces ese grito, sin embargo esta vez continuó motivado por la negación del chofer a detenerse y otorgar la imprecisa medida temporal. El grito fue continuado por un "AAAAHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!", presumiblemente de dolor. Inmediatamente comprendí que el momento solicitado no sería breve.

Justo delante de mí, por fuera del vehículo ya detenido, un tipo sentado en la calle agarrándose el tobillo derecho con la mano izquierda, voceando lamentos de dolor que al llegar a mis oídos casi sentía en carne propia. Gestos de incertidumbre, curiosidad, dolor, morbo y mal humor generalizados entre el pasaje. Detrás mío una chica comenzaba a llorar queriendo evadirse de la escena mirando hacia otro lado y agachándose mientras una señora la calmaba injustificadamente, ya que aun no tenía precisiones sobre la gravedad del asunto. Después de todo quizás merecía un llanto el sufrimiento de ese hombre.

Esta es la secuencia de pensamientos que sin duda recorrió las mentes de los pasajeros:

1 - Uy, lo hizo mierda.
2 - Sigue gritando, así que no se murió. Seguro que no fue nada.
3 - Alguien tendría que bajar a ayudar a este pobre hombre.
4 - Quizás siga el colectivo, así que no me bajo para no perderlo, además ya pague boleto.
5 - Voy a ver que hacen los demás.
6 - La gente está bajando, por ahí este no sigue y el de atrás me reconoce el pasaje. Espero que venga rápido.
7 - A ver como quedó...
8 - Me apuro a subir al de atrás así consigo un buen lugar para viajar menos incomodo.
9 - ¿Podre subir por la puerta de atrás? Esa es solo para bajar, espero que no me reten.

Un par de personas y algún policía atendieron al caído. Los aplaudí enérgicamente en mi cabeza y me dispuse a contemplar desde la vereda un poco asqueado de la reacción y apuro general. Una vieja chusma que transitaba por el lugar me quiso sacar más información de la que entregaba la escena, pero no me preste a su juego. Después me la imagine en silencio en el almacén y me dio un poco de culpa. Podría haber inventado un presunto robo por parte del hombre que hubiera sido reducido por la justicia divina en forma de colectivo.

Preferí perder el boleto y dejar pasar el de atrás dado que ya no quería compartir mi viaje con esa gente. Es así que camine una cuadra y tome el siguiente interno en una parada. Poco para comentar de este tramo del viaje, hasta que llegó a lo que denomino "punto cero", donde diariamente el caos juega sus dados y decide mi suerte: Plaza Cañada, Retiro.

Causalidad nro. 3: "termina acá este", dijo el chofer. Baje y le fui a discutir al guarda, quien, como atendiendo un grave error y una terrible injusticia de la que no tenía conciencia, me conmino a correr hacia otro interno detenido ahí mismo, el cual arbitrariamente si cumpliría con el recorrido correspondiente. Luego de arrancar, el chofer de este tercer interno, quejándose de que no lo dejaron desviarse, me espeto un "ahora me tengo que comer el pijazo yo". Y yo que pensaba que el transito era el peor de los menesteres bondileros.

Un sentimiento de preocupación me acompaño durante el día, reflexionando si el pobre hombre lesionado no se habría quejado por demás del desempeño de la línea.

(Por el que dice llamarse Leo, bajo la administrción del CORECRIN)

Confesiones psicofármicas - Vol. 8

Comienza como va terminando, siempre desconfiando pero allí estaba y era notorio el nacimiento y la caída por el extremo filoso inferior. Puntos negros como sombras que acechan tras luces de neón, visiones embrutecidas por ínfimas constelaciones cuadriculadas.

Ángeles flechadores a la distancia, miradas que no podrían cruzarse porque no son, acciones inanimadas en concierto acompasado, poder hacer si no hace, expectativa.

Es inevitable que todo termine en el filoso extremo inferior.

Despojado del escudo en la maravillosa circular eterna, ajeno a la mecánica de las repeticiones que lo obligan a volver sobre sus pasos pero lo obligarían si no fuera así porque avanza acoplado a los destellos de aquel negro resplandor de ecos de gritos de ecos repetidos que reiteran y repiten e iteran

Es inevitable que todo termine en el filoso extremo inferior.

Cuenta de horas como gotas de rocío que fue al alba y ahora es noche pero cómo contar. Otros vendrán con cuarzos justificadores de los pulsos, cuando lo eterno puede ser un instante, 19734 números que caen y nominalizan la ausencia, noseré por ser, por ese líquido...

Es inevitable que todo termine en el filoso extremo inferior.

...que es control y permanencia y entender que han jugado un juego para el cual asimilamos las respuestas y las palabras y las ideas que son palabras y respuestas a preguntas que no hicimos. Y como frascos alterados reaccionamos y encajamos en acciones ya dispuestas...

filoso extremo inferior

...como abrazos que son odios y creaciones que fueron descartes de maravillosa imaginación que no pensó como pensar es esta palabra y aunque verborragia es verbo y es nada para

que todo termine

y la bruma se haga río espeso y dios infame, arrastrándo ángeles y séquitos y gritos y clamores y números y júbilos, yo que he creado ya no soy yo y sin embargo cómo desmentir estos destellos, a fuerza de soles como desmentirlos tan solo derruirlos en el no ser; filoso extremo en mis manos se deshace y cohabita donde hubo un Universo, donde fue mi imagen, lo que fue multiplicación y ahora en procesión de puntos negros desaparece para integrarse, eso que antes se desintegró tan sutil ahora se disuelve y vuelve a formar parte: cómo explicar, cómo atravesar esos ojos que miran desde el cuadro que fue hacia el cuadro que no debería existir si no miraran para sostenerlo, como una falacia de marionetas sostenerlo; porque el cuadro estaba fuera y ahora es acción pero sobre todo visual, mirando para crear.

De la bruma de una lluvia espesa a los destellos claroscuros de la última noche, luego nada, luego nada, luego nada como antes nada.

Es inevitable.

(Por el Ilustre Desconocido, bajo la administración del CORECRIN)

¡JA!

********************************** Atención **********************************

A veces la ignorancia arrastra subestimación, demasiado tarde ahora que los vientos de Siberia nos empujan no sin antes agotar los últimos golpes a fin de que el mundo sea un poquitito más bello y autodidacta.

Tristes aquellos que pretendar ver morir con un paripatético asalto estético un movimiento que conlleva en sí mismo la naturaleza de lo eterno.

Hemos logrado no poco: las peripecias humanas se reducen a una línea de acción que nuestras crónicas han trazado de antemano.

Si eso no es el triunfo del Corecrin, las vendas son aún más espesas de lo que esperábamos.

Será hasta que los Mayas digan, o cuando se nos cante.

No sin antes espetarle al Universo todo: ¡JA!

(Por el CORECRIN, mas vigente que nunca)

¡La Resistencia existe!


(He de birlar revoluciones y chantapufis, erigiéndome en mi propio editor cegado a la ignominia; he de arrebatar -yo también- secciones ajenas por mandato divino, acaso, cual chuchería cósmica que me sorprende en este limbo, en esta suspensión espacio-temporal-azteca a la que mi condición de proletario me condena. Beban, mamones, de su propia medicina. Bánquensen esta intromisión contrarrevolucionaria que vapulea sus propias y desdichadas secciones. Y vean cómo el porvenir les promete la caída aún antes del 2012.)

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El 28 tiene un recorrido ilimitado e incesante, que abarca todos los rincones del Universo. "¡Desquiciado! ¡Depravado!", gritarán las furiosas bestias. Pero, ¡ah!, no carezco de justificaciones que, no sin inexplicables preámbulos, ensayaré a continuación para las almas vagabundas.

Hallábame rodeado de extranjeros en su propia tierra. No hay caras más desconocidas y hostiles que las de los locales cuando uno es visitante. Y en esa mezcla de asombro con tentativa-de-homicidio que uno (paranoia grando 2) parece percibir en los semblantes ignotos, esperaba un bondi (camión, en mexicano) en un barrio muy similar a Constitución, pero en el corazón del DF, a las 22 hs. Caras impagables amenazaban mi integridad (oigo el crujir de dientes del Ilustre Desconocido, que nunca podrá hacerlas verba), pero si no hablaba quizá no notaran mi nacionalidad. Me rodeaban las pupilas atentas a cualquier descuido, a cualquier debilidad, acechantes. El décimo lugar de la fila no estaba mal en una fila de 20 que aumentaba exponencialmente. Presa del pavor, pero disimulando (como corresponde al argentino turista), me acerqué a un bigote y le pregunté en un susurro si el camión que esperábamos iba a (me llevaba de manera urgente a) la colonia de Santa Fé (el cálido y seguro hotel a resguardo de cualquier mal recuerdo). "Posí", respondió en su lengua, "pero aqueios también van para aiá", y señaló unos buses más pequeños, más ágiles, más vacíos, que se encontraban a escasos y esperanzadores 20 metros. Agradecí, dedicando una sonrisa trágica e internacionalmente fingida (ahora entiendo que sólo esa mueca me hacía merecedor de ser molido a golpes por una turba picante y desbordante de tacos, condescendiente el alma de nuestros hermanos latinos que supo perdonarme). Crucé la calle sorteando baches (esquivando charcos, lectores rockeros) y me acerqué a uno de esos bondis, intentando el contacto visual con el fercho y recordando al que se hace llamar Leo, repitiendo esa escena, repudiando la noción lineal del tiempo. Verifiqué el cartel del parabrisas: "Centro comercial Santa FE". "¿Al centro comercial de Santa Fe?", inquirí en ridícula tentativa de disfrazar el acento innato, eligiendo cuidadosamente cada palabra para minimizar la frase. "¿Mande?", me respondieron desde el volante, inútil trabajo gramatical previo. "¿Va al centro comercial de Santa Fe?", repetí casi en un llanto, casi en un alarido. "Ia es tarde y no voy a iegar al centro comercial", fue la respuesta, previsible y atroz como el llanto que sucede al desengaño. Mientras mi pequeño mundo rioplatense se desmoronaba, mientras recordaba crónicas y caras (esta vez era la mía, ¡ay, destino!), volví a la fila original para situarme en el lugar 56 (doblemente 28, doblemente desazón). El resto pueden escribirlo ustedes: viajar apretado, de pie, golpeando gente con la mochila, pidiendo disculpas, no saber dónde estoy, bajarme 15 cuadras antes del hotel. Igual que en Buenos Aires, bah.

Así queda documentada la evidencia que denuncia el caracter internacional del 28 y de sus choferes evitadores-de-la-última-parada. Y la más impagable de las caras, que es la que no está descripta en este texto.


Tiemblen, cachorros de revolucionarios, ¡la Resistencia existe!


(Por Nicochtzetl)

Deshaciendo Tormentas

********************************** Atención ************************************
El Comando Revolucionario de Creaciones Inconsistentes continúa cosechando éxitos allende las redes, a fuerza de devolución de favores, amenazas, mensajes subliminares y comercio dudoso que permiten este caudal de visitas nunca antes visto desde la creación de este blog, otrora imperfecto.

El ex-editor, amado por una masa burguesa condescendiente, se fue convirtiendo con el correr del tiempo en una carga que este Comando no tenía ganas de tolerar, más que nada por pereza, máxime teniendo en cuenta que sus gritos de auxilio en la reclusión despertaban a una tía que había venido de visita y tenía que levantarse temprano para hacer unas medialunas, su receta favorita; y no era cuestión de soltarlo y que nos afanara las facturas: era preciso una solución determinante.

Así pues, tras una noche de borrachera que culminó en el misticismo romántico (como la mayoría de ellas), este Comando decide enviar al ex-editor a una misión de lo más importante en la vida:

“Tomate el 60 y andate para México a custodiar el calendario maya ese que dice que vamos a ser finados todos en el 2012, procurá no volver hasta que alguien te diga lo contrario”.

Y allí está, contando los días y aprendiendo nahualt, de paso.

(Por el CORECRIN)

Caras Impagables VIII - El Duelo


No hay mejor manera de terminar un día que visitar las regiones del Hipno, allí donde moran las realidades olvidadas, para regresar al otro día odioso y soporífico con un cuerpo que no se nos acomoda.

Pero hay que dormir, que tanto. Es recomendable igualmente no abusar de la compañía del sueño, siendo él hermano de Tánatos, no podría llevarnos a buen puerto aunque quizá sí pero mejor no andar experimentando si luego no vamos a poder demostrar la tesis a menos que nos convoque un médium.

En fin...

Durmiendo el sueño de los justos, sobre un barrilete de fino fucsia remontaba una tormenta bizz bizz, con la certeza de ser pasajera azotaba lo que se iba lentamente conviertiendo en una nave-barco con motor potente bizz bizz para atarcarla de frente y descender en un atardecer de naranjas y amarillos débiles de un cielo que aún brama bizz bizz en la lejanía no contento con la derrota, decidiendo sobre campos verdes retornar a la aventura con el envión justo bizz bizz para volar con una espada vengadora cortando nubes bizz bizz, frenando truenos bizz bizz, la puta madre bizz bizz.

Abro los ojos.

Frente a mí, una abeja zumbaba expectante. ¿Reina? ¿Obrera? ¿Zángano?, la oscuridad de la noche impedía mayores detalles más allá de esos ojos compuestos que miraban con odio de antófilo mi escasa producción de polen entre lagañas; arqueando su cuerpo en posición defensiva pero como saberlo:

Yo: Veo que así son las cosas...

Abeja: (...)

Yo: Sabes que mi derrota nos iguala -arqueando una ceja-, ¿te resignas a perder para que ambos perdamos algo? -sonrisa irónica-.

Abeja: (...)

Yo: JA! No-te-toco-toco-el-aire.

Abeja: (...)

Yo: -triunfante- Tus ojos denotan resignación, demasiado sé de tus virtudes para entender que sabes que no corres peligro. ¿Te resignas a morir???

Y se resignó, nomás.

(Por el Ilustre Desconocido, bajo la administración del CORECRIN)

Colorín colorado



********************************* Atención *********************************

El Comando de Creaciones Inconsistentes, siempre atento a los últimos caprichos estilísticos que pululan en la web, se ha enterado a través de un amigo adicto al musgo que el verde es el color IN del verano.

Ahora Presentires será verde.

Esperamos pueda superar la marca de dos cegueras, tres jaquecas y una migraña permanente que nos reportó nuestro querido rojo revolucionario, de asomar con este verde alguna muestra de debilidad, volveremos al rojo.

Aunque el naranja también es lindo.

El violeta y el gris tienen su onda pared-medianera, puede andar.

El blanco puede ser letal para ojos claros, interesante.

Bueno, verde por ahora, en la noche podrá nuestro humor llevarnos por la paleta de colores a lugares insospechados.

Atentos.

(Por el CORECRIN)

Confesiones psicofármicas - Vol. 7

Ir entendiendo, lentamente, el progreso de los cuerpos que se conjuran en el cuerpo a través de épocas y tiempos e instantes fugaces de cambio que reproducen una imagen modificada de una eternidad supuesta, desnudando las falencias de la paciencia que corroe la carne, siempre negra de rojos negros viscosas maniobras que son los pasos y el quiebre y el dolor de siglos intuyendo este avance que duele y no podría ser de otro modo.

Como acercándose al fin, los últimos pasos.

Atracción que devora las últimas imágenes que se magnifican para desaparecer, así como se resquebraja el Universo en míseros fragmentos de brillo transparente y la sangre que brota nuevamente de esa conjura de cuerpos

en el éxtasis de la misericordia y el borrar para saber que no se va a empezar otra vez una creación ajena porque no existe ni existirá

ahora que no puede ser cierto, ahora; los fragmentos que duelen pero el cuadro sigue allí, y estar dentro es estar allí con el cuadro como siempre a pesar de las trizas y los gritos y esa puerta.

Ceder ante la caricia y esa puerta.

Ver es la forma perfecta de crear; el mundo que se va desarrollando y la espera que no fue inútil y el largo pasillo y la fantasía del lugar atrás y haber atravesado el espejo sin haberlo hecho pero lo mismo atravesar como romper y sangrar y los ojos como faros y los ángeles flechadores que salen al encuentro.

(Por el Ilustre Desconocido, bajo la administración del CORECRIN)

¡La Revolución continúa!

********************************** Atención ************************************

Dadas las efusivas expresiones motivadoras que el CORECRIN ha recibido a través de mails, cartas, comentarios, llamados teléfonicos, interjecciones callejeras, gritos de otros edificios, apuestas ganadas, mensajes de texto, palmadas, sonrisas cómplices, premios, menciones honoríficas, bonificaciones, mensajes en contestador, llantos familiares, coberturas radiales, coberturas televisivas, invitaciones a jugar té-canasta, ofrecimientos sexuales diversos, ascensos laborales, abrazos, cupones de descuento, tickets de comida, voucher para supermercados, porras, pasacalles, cantos, entradas para cines, liberación impositiva y otras que no viene al caso comentar para no desviarlos de lo verdaderamente importante.

Teniendo en cuenta los pedidos casi al borde del llanto de la presidenta del club de fan “Psico-fantasy” Etelvina Rabonilla para que no se suspenda la publicación de las Confesiones Psicofármicas, este Comando ha decidido continuar ofreciendo al mundo los escasos volúmenes que restan hasta el final.

(Por el CORECRIN)

Crónicas del 28 - Otra del ex-editor


Corría el año 2009 durante el torneo clausura de futbol. Quien escribe vivenciaba un sueño quemero inimaginado de la mano de un compositor de hermosas melodías futbolísticas y su orquesta de ángeles. Melodías cargadas de ideología e ilusiones.

El ex-editor, quien otrora comandara este barco y que ahora pisa tierra firme luego de abandonarlo forzadamente, también es hincha del mismo cuadro futbolístico al igual que mi camarada.

Durante aquellos tiempos de ensueño era rutina acudir al palacio a presenciar la danza angelical de goles, del mismo modo que era rutina abonar la entrada con el correspondiente bono sumando un arancel total de $40.

En una ocasión se le hacía imposible cumplir con la obligación de asistencia, por lo que ofreció facilitarnos su carnet de socio al Ilustre Desconocido y a mí. De esta forma seriamos redimidos en $20 cada uno ya que dividiríamos el costo de la otra entrada. Una oferta generosa aunque en realidad no le ocasionara ningún perjuicio económico a él. Por eso acordamos explícita y específicamente que yo pasaría por su casa y él me entregaría de mano y en persona el carnet en cuestión.

Para movilizarme a la entrega no habría de tomar otro colectivo más que el 28, que cuando no representa la desgracia en sí, es quien me conduce a la misma. (Justificando así la colección en la que se publica esta crónica, clink caja seguimos)

Jugado con el tiempo por esos avatares del sedentarismo y la pereza me presenté a su puerta y accioné el llamador eléctrico. Un minuto, nada ocurrió. Paciencia, pues en esa casa es práctica común ignorar el timbre durante un rato antes de atender, incluso aunque llueva o haga frio en la rúa.

Volví a tocar. Tres minutos, silencio en el parlante del llamador. Un poco más de espera y varios toquidos (es irónico, no? probá con ring sin raje) después decidí llamar por teléfono a su celular. Nadie atiende. ¿Podría estar pasando algo para que se dispusiera de mi como objetivo de una burla? ¿Acaso se me estaba cobrando el favor? Arreciando el tiempo, abandoné la espera y asumí que era mejor abonar el total de la entrada y no prestarme más a la indiferencia del portal.

Lo más triste fue el momento en que le comunique el desencuentro al otro beneficiario quien recibió la mala con mucha congoja y desazón.Ya durante el partido, mediando un mensaje de texto y de manera impersonal, nos comunicó que por algún motivo no había "hecho a tiempo" a llegar a su casa. Personalmente creo que se olvido de estar.

Otro comportamiento inexplicable de quien ahora ocupa la mazmorra vengadora.

(Por el CORECRIN)

Refutación de la campaña AntiMartes


********************************** Atención **********************************

Un hermoso día el de hoy!
Ay! Qué bello el día de hoy!
Está para desatar nuestra tormenta
que va a tronar por el dolor.

Carlos Solari - El tesoro de los Inocentes.


Un nuevo comunicado nos aúna en este día creado para grandes cosas y epopeyas de magnitudes incalificables, como tomar por asalto un blog y mantener como rehén hace ya más de 24 horas al antiguo editor alimentándolo con mendrugos de Pan dulce sobrante de la Navidad 2006 y Bordolino en caja, porque el agua es un recurso no renovable y no da gastarlo en minucias, aunque si nos lavamos las manos cada vez que lo fajamos y sangra.

La necesidad de comunicarnos de nuevo con nuestros seguidores radica en la obligación de refutar la investigación sobre los martes llevada a cabo en este blog por la anterior administración.

No hay día más bello y predispuesto que el martes. Nuestro país, triunfante y ganador y fachero, festeja su cumpleaños el martes 25 de mayo.

Que más queres.

Aguante el martes, todo mal con los jueves, pero este comando no posee la vocación suficiente para la maratónica tarea de armar una campaña anti-jueves.

Llamémoslo “la dulce pereza de los martes”.

(Por el CORECRIN)

Caras Impagables VII - El Ex-Editor



Suelen los rostros abarcar estas crónicas. Rostros que magnifican una acción; caras que movilizan el recuerdo y hacen inolvidable un hecho que mayormente pasaría desapercibido por la memoria, que se resiste a perder la huella del verdadero sentido del Universo que reside allí, en esos ojos que actúan de manera inusual, en esos labios que pierden su sentido, en esa convulsión temporal que no podemos explicar y que nos supera.

Ustedes sospecharán con razón un intento desmedido de justificar esta efímera publicación.

¡JA! Escuchen esto:

La lluvia arreciaba porque resulta más útil a la crónica una tormenta que una llovizna mezquina y la banda bautizada Chatumá (más información en http://www.purevolume.com/chatuma) debía tocar en algún bodegón de los suburbios, para beneplácito de sus acreedores.

En plena preparación estaban (es conveniente que este redactor se aparte un poco de la acción de la cual tomó partido) en un ir y venir continuo desde la puerta de la casa hasta el fondo cargando equipos e instrumentos.

Entre la casa y el quincho la travesía incluía un patio; sólo había un paraguas para cubrir el trayecto de todos los plomos (o músicos, eran los mismos).

En uno de los viajes que el guitarrista hizo al fondo, dejó el paraguas justo enfrente de la puerta del quincho de manera tal que no permitía el paso. En ese momento no llovía tan fuerte, apenas unas gotas.

Fue en ese momento que nuestro querido y venerado editor responsable del blog decidió ir al fondo a ver si faltaba cargar algo mas.

Al aproximarse a la puerta, todavía obstruída por el paraguas, él pudo:

  1. Frenarse un segundo bajo la escasa lluvia y correr el paraguas.
  2. Pedirle a alguien que corra el paraguas antes de llegar para evitar mojarse.
  3. Sortearlo por el costado empujándolo 2cm como para dejar espacio a que pase cada pierna.
  4. Saltar el paraguas.
  5. Tomar cualquier iniciativa práctica ya que ante la entrada hay un pequeño alero que puede albergar tranquilamente a una persona de las inclemencias del tiempo.

Solución: ninguna de las anteriores.

Con una cara que vislumbraba un enojo irrefutable e inexplicable sumada a una contorsión del cuerpo como quién realiza un impulso breve para correr, quizás hasta exhalando algún que otro bufido no evitó el paraguas: se lo llevó por delante de lleno a patada limpia, como si el paraguas nunca hubiera estado ahí. Es imposible que no lo hubiera visto, porque estaba completamente abierto y en pleno paso.

Jamás pudo explicar porque actuó de esa manera. De sólo insinuar el tema, un odio irreversible se apodera de su persona y comienza a patear cualquier cosa que se le cruce en su camino, incluso tortugas.

Valga esta crónica para espantar fantasmas, o bien para enloquecer del todo a nuestro querido editor y tomar así el control de manera permanente.

Adío.

(Por el CORECRIN)

Okupas en Presentires – Nueva Dirección



*********************************ATENCIÓN*************************************

A través de este comunicado se deja constancia de la nueva orientación tomada por el blog, dado que el joven que fue abandonado por el espíritu santo y el ilustre desconocido han decidido de común acuerdo y sin mediar resistencia por parte del occiso que publicaba antes (ver “mi perfil”) tomar las riendas de este blog para hacerlo más fresco y refrescante y lleno de color y soda como un vino barato y pegador.

Cualquier queja remitirse a nonosimportamientrasnicosigasiendoresponsable@fakemail.com

(Por el Ilustre Desconocido y el que dice llamarse Leo, integrantes del Comando Revolucionario de Creaciones Inconsistentes - CORECRIN)

Siempre han estado

Algunas son tímidas y no se dejan ver a primera vista. Recién se hacen presentes luego de un rato. Otras se muestran cerca y hacen señas buscando llamar la atención.

Les gusta jugar a quedarse quietas cuando las miran. Y conocen el juego; si uno cierra los ojos y los abre inmediatamente siguen en el mismo lugar. Solo se mueven cuando se les quita la vista un rato. Les gusta jugar entre pequeñas risas.

La reina duerme y las cortesanas aprovechan para hacer su danza circular. Muy de vez en cuando alguna pierde el equilibrio, se suelta y cae con un estruendo mudo en un fulgor mágico irrepetible.

El silba con furia y golpea persianas. Nunca podrá volar tan alto como para alcanzarlas. Molesta grillos y agita hojas, y se arremolina en desesperación. Sabe que no son para él. Quiere ser tormenta para cubrirlas con un manto de nubes.

¿Sabrán porque alumbran? Tal vez para que las veamos, o para que nosotros podamos ver. Quizás para que ellas nos vean. Saben todo sobre nosotros porque siempre han estado. Quizás buscan aliviar la ausencia de otras compañías con su dulzura.

La metrópoli no descansa tanto como se dice, pienso. Algunos motores aun resuenan en las paredes y los techos, las sirenas despliegan su canto auxiliador, y los faroles sellan una tenue cúpula rosada. Deberíamos hacer lo que en La Habana y apagar la ciudad para que ellas bajen y bailen entre las chimeneas.

Cubierto con una cobija de mil fuegos helados, doy vuelta con un poco de dificultad en la hamaca paraguaya y me presto a dormir. El calor es menos sofocante en la terraza y la luz volverá recién en 48 hs. Quizás mañana me concedan otra pieza.


(Por el que dice llamarse Leo)

Confesiones psicofármicas - Vol. 6

Una mancha rojiza marchita el disco que fue sol imponente hace instantes y se aleja vencido por las sombras que diariamente lo derrotan a pesar de sus bocanadas de luz ardiente.

Una paleta de azules.

Como un ídolo decadente mantiene la postura de años, como la sombra del ídolo que no se inquieta ante cambios que nada significan hacia la eternidad, como la representación del ídolo que es sólo una mueca furtiva de una sensación pasajera que no fue nada y es recuerdo y como tal se obliga a permanecer, ajeno a cambios exagerados más allá de la luz que se marcha, pero nunca para siempre, como el ídolo para siempre.

Las estrellas se acumulan en tus ojos, brillos y artificios y fuegos, no se puede permanecer mucho tiempo.
Ya no hay sangre que corre, líquido de olvidos y sopores.

Nunca imaginás el temblor al quebrarse la imagen del cuadro que es tu cuadro que es tu imagen, espejo que refleja tu reflejo desde ese otro lado que algunos llaman vida y que no deja de ser un artificio, un brillo de puntos luminosos del que no se regresa, porque el espejo ya está roto y la imagen no abarca la idea del ser, cuando el ser no es más que la idea.

Del otro lado, la noche aclara las zonas ardientes que el sol dominaba hace momentos, momentos de naturaleza calma y de fantasmas obsoletos. De este lado que es azul, bruma intangible vapores de agua dispersa penetra en los poros y se disuelve en formas poco sublimes de falsos tonos; de este lado creador el ídolo creado en postura ele Lenta Lejos.

Temblor inminente, velocidad ocular tras los párpados vencidos.
Una hebilla, dos hebillas.
Ese de rodillas, símbolo del rayo.


(Por el Ilustre Desconocido)

Caras Impagables VI - Luncheon Ticket

Se podría decir, sin ofender billeteras gordas, que la oficina donde desempeño mi actividad es un dos ambientes, baño compartido. Que sea un piso de cientos de metros cuadrados, etcétera, no viene al caso, el punto es que yendo al detalle es un dos ambientes (amplio, contrafrente, vista de mierda pero buena entrada de luz), baño compartido aunque dividido entre nenes y nenas, por supuesto.
¿A qué iba?
Bien, es un dos ambientes porque tiene un piso enorme y una cocina (que no lo es tanto).

Dicha cocina cuenta con mesas distribuidas de manera caprichosa (siempre se llevan por delante alguna) y sillas abundantes, además de un dispenser, un microondas, una máquina de café, una pileta para lavar tappers (porque bacha es una palabra espantosa) y uno o dos tachos de basura.
Entre las 12 y las 14 PM se genera un tránsito despiadado porque la mayoría de los esclavos que aquí pululamos nos dirigimos a almorzar y la rutina exige que sea ese el horario para comer y no otro, cuando uno tenga hambre ponele.

Estaba en la cocina en ese rango horario: soborné a un loco, me deslicé entre otros dos y pisé a una chica, sólo así logre ubicación casi preferencial, al lado de un tacho de basura.
Compartí mesa con una compañera de trabajo quién, al abrir su tapperwere, dejó al descubierto 4 empanadas recién calentadas en el microondas, cuarteto que se caracterizaba por ser: 2 de carne, 1 de jamón y queso y 1 de pollo.
Entre conversaciones pueriles encaró la primer empanada (de carne), que al morderla expulsó una humareda que quemaba a distancia de sólo imaginar el ardor. Sucesivamente fue perdiendo carne picada que caía a la mesa mordida tras mordida, además de las gotas del jugo que pasaban peligrosamente cerca de su ropa.
El calvario con la segunda empanada (carne otra vez, no mezcla sabores) fue similar.
Al encarar la JyQ sucedió un nuevo infortunio, esta vez a la primer mordida un rastro de queso fundido cual telaraña iba de los labios a la empanada sin intención de cortarse, acción que tomó ribetes desesperados entre lo caliente que estaba y la posibilidad de mancharse y la típica postura hacia delante con una mano presta a sostener el queso que terminará cayendo por su propio peso a menos que se haga acopio de valor y se engulla de una el hilo de queso cual spaguetti lácteo.
Su cara fue una conjunción ambivalente que iba de la sonrisa trunca de sus labios por lo ridículo del momento sumada a un levantamiento de cejas y apertura ocular que expresaba la dimensión que iba tomando el hilo de queso pese a su voluntad. Un bochorno, digamos.

La empanada de pollo me la regaló, la comí como un duque, estaba un tanto picante.

Abur.



(Por el Ilustre Desconocido)

Crónicas del 28 - Primera entrega

Desde que vengo al laburo en colectivo se está dando una relación tirante con los colectiveros por el motivo que voy a explicar a continuación.

El recorrido del 28 va hasta Retiro, pasa por la plaza Cañada (nadie sabe que se llama así) enfrente de la terminal de ómnibus de larga distancia, continúa unas cuadras hasta la Casa de la Moneda, pega la vuelta, regresa a la terminal de ómnibus y entra a la calle donde se concentran las paradas de bondis. Esto es concretamente adentro de la terminal.

Si bien este es el recorrido estipulado, lo cumplen ocasionalmente. En general, cuando llegan a Retiro por enfrente de la terminal, dan la vuelta ahí mismo y van directamente a las islas donde paran todas las líneas, entre la terminal de trenes y la de ómnibus. Es decir que no cumplen con la parada de la Casa de la Moneda, ni cumplen con la parada dentro de la terminal.

En mi caso, la parada más conveniente para bajar es la de la Casa de la Moneda, que me evita caminar aproximadamente 3 cuadras, en comparación al recorrido "acortado" y habitual.

Es costumbre en mí abstraerme de la realidad del viaje alienándome en una burbuja musical, incluso cerrando los ojos para existir lo menos posible. Sin embargo, hay una secuencia de curvas y contra-curvas, baches y badenes, olores y ruidos, que indefectiblemente anuncian la proximidad al punto de conflicto. Siendo generalmente el último pasajero kazkiano, tengo que estar atento al comportamiento del chofer porque tienen la costumbre de levantar la vista por el espejo y preguntar con su tono particular "¿'ta donde va'?". "Hasta la Casa de la Moneda", respondo cada vez. A veces refunfuñan un poco y continúan el recorrido correcto, o bien me dan a entender retóricamente que les chupa un huevo, avisándome que “pega la vuelta acá”. Otras veces no preguntan y me cagan de lleno.

Personalmente, no siempre estoy de humor para quejarme. Depende que tan atravesado se haya despertado el universo para conmigo y del bagaje cerebral que haya ido revolviendo en el trayecto previo.

En un par de ocasiones discutí con el bondilero circunstancial por la avivada que hacen y comprendí que tienen la aprobación de los llamados porcinos, según la jerga del rubro. Uno me instó a “preguntarle al guarda”, que por supuesto no se vislumbraba ni dentro del interno ni cerca, y que difícilmente iba a estar corriendo a la par nuestro esperando mi inquisición. “¡Ah! Conocen la ironía”, pensé.

De todas maneras, a fuerza de discusión e insistencia (romper las bolas, que le dicen), los fui acostumbrando a cumplir con ese recorrido, al menos en mi presencia.

Se ve que algunos choferes ya me reconocen. ¿Cómo lo sé? Resulta que hoy cuando subí en Nueva Pompeya, el chofer, con cara de perro triste, me preguntó "¿no te enojás si no voy hasta la Casa de la Moneda?". Sin tiempo a pensar, apurado por la ansiedad de poner las monedas sin que se caigan y rueden entre los pies del pasaje, y temiendo que me invite a bajar y tomar “el de atrás”, me vi forzado a concederle el favor. Me preocupa que se pasen el dato entre sí y comiencen todos a apelar a mi generosa bondad, o cautiva complacencia.



(Por el que dice llamarse Leo)

Grandes Gritos del Rock (XVIII) - No tan distintos

"Ahí va la última", dijo el pelado. Nadie conocía la naturaleza profética de la frase, ni siquiera el que la pronunció. Ninguna mirada se desconcertó, ninguna voz se atrevió a preguntar por qué. Las luces no se apagaron y los instrumentos empezaron a rugir aquellos acordes simples y duros que daban inicio a la magia. Aunque sería la última, realmente.

Podríamos decir que esa vez la banda sonó como nunca, él cantó como un dios encarnado,
la multitud deliró hasta a las estrellas y el cielo todo se estremeció. Pero no. Porque la banda siempre sonaba y él siempre cantaba y no existía multitud. Y más que nada porque uno nunca sabe cuándo cerrará una puerta por última vez. En aquel diciembre de 1987 se cerraba una puerta y se abría otra, como siempre sucede. Con dos minutos alcanzaba esta vez, con una frase está bien, no hacen falta grandes discursos. Alguien decía que las últimas palabras son para los necios que no dijeron en vida lo suficiente, y él lo había dicho todo.

Desde Italia, desde Escocia, desde Inglaterra, desde Córdoba, desde Hurlingham, desde el viejo Cemento este pelado llegó para despreciarnos y enaltecernos a la vez. Esa dicotomía feroz que persiste en nuestra idiosincracia y que acaso es nuestro sino, nuestro karma. ¿Qué habremos sido antes de ser una nación con minúscula, reprimida y devastada por botas y fusiles y egoísmo? ¿Qué culpas de antaño estamos condenados a revertir? Este señor lo había entendido todo y fue uno más de nosotros, tan universal sería su alma. Pero yo prefiero no creer en karmas que justifiquen nuestras miserias. Pre
fiero presentir que nuestros karmas empiezan y se van con nosotros, que la vida es la que fluye en un abrazo y se ciega con la luz del microcentro. Y que no hay más cielo que el azul profundo (o negro o turquesa o naranja) que vemos acostados en la arena o en algún hotel, o en la violenta mirada del corazón que nos ama; el cielo es donde las estrellas crecen.

Pero lo mejor es no confiar en mis presentires, que han probado estar errados cada vez que pudieron. Quizá nuestro karma es la necedad de no querer reconocerlo. Quizá desde el cielo que no vemos Luca nos mande alguna canción.


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Responsable: Luca Prodan
Obra: Fuck you
Frase: "Fuck yooooooooooouuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuiiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaaaaaddddddddddddgggggggggghhhhhhhhhhhhhhdddddddaaaaaaaa!!!"
Momento: 1:39 > 1:50

¡Que grite el rock!



(Por Nico)

Confesiones psicofármicas - Vol. 5

Amanecidos desde siempre, todo es tan solo este sopor perpetuo que festejamos con naturaleza diurna creyendo agotar todas las fuerzas necesarias para dormir, justamente dormir cuando en realidad.

Maravilloso y afeminado escudo, rueda por el suelo y se levanta para sonreír a una distancia prudencial, satisfecho de su gag físico pero incorpóreo, pisoteado en silencio por suelas blanquisilenciosas, azote de almas, de barajas siete bravo y conclusiones de mentira.

Mantener la vista abajo, esperando el infierno acomete la oleada, ajedrez de cuadros blancos destruido por la eficacia y el Cif.
Levantar la vista es darse vuelta y darse cuenta y vuelta de techos que son pisos que se dan vuelta alrededor de nuestra mirada inmóvil en el piso.

Líquido frío que penetra y se hace bruma por las venas y vacía de contenido un frasco de contenido que no soy yo pero podría serlo, callado y con la vista abajo que es arriba pero nunca ver ese líquido que podría entrar o salir, llenar o vaciar, sufrirme o echarme.

Creerme despierto no es un arma útil como nunca pudo serlo cuando con los ojos abiertos atravieso campos que no existen sin nombrarlos y sin estos ojos que cerrados ven el cuadro desde el cuadro, tan cerrados que eyectan la sangre que desborda el punto-desagüe dando lugar a la bruma de este líquido sangriento que viene de afuera.

La solución es agrandar los puntos negros del extremo filoso inferior, totalizar el extremo, descubrir que la transparencia también posee interiores opacos a pesar de reflejar este blanco que es otro que escupe este cuadro de puntos negros que no se reflejan pero que pueblan este Universo, mi universo, tan real en lo que no se describe con símbolos tan falsos y sin embargo, sin embargo.

Sin embargo nos duermen.


(Por el Ilustre Desconocido)

Caras Impagables V - La evolución de los amantes

Hace unas semanas, cosa inusual en mí, viajé en subte. Aparato de transporte incómodo y nocivo que aglutina gente a niveles que ni el mejor jugador de Tetris hubiera imaginado. Dicen que tiene aspectos positivos, como llegar rápido, etcétera, pero la modernidad maquiavélica no va con este cronista así que pito catalán, el subte te ahoga en sufrimientos de vapor humano condensado y calor agobiante para nada excitante, máxime si no se pueden usar las manos.
Mucho calor y mucha gente que en verano reduce al mínimo la vestimenta, por lo cual uno cae en gracia si se pega a una señorita ligera de ropas, pero contámela con un gordo excedido de vellos y sudor.
Y sobretodo(s) en invierno.

En fin...


En una estación de embarco y desembarco llamada Callao (nombre originado por la calle que en un futuro la aplastará) se subió una pareja de enamorados, acción que se fue desarrollando durante la semana de la siguiente manera (curiosamente siempre en mi vagón, chucherías y desengaños):

Lunes:
Ingresan ambos compartiendo los auriculares del Ipod. Hombre mono y mujer stereo o viceversa, cada cual con un auricular compartiendo música, amor avanzado y seguro si se pusieron de acuerdo en eso.
Martes:
Viajé contra la puerta, al llegar a Callao descendí para dejar paso y sin querer golpee el hombro del muchacho: se soltó su auricular, el de ella permaneció en su oreja.
Miércoles:
Entró ella sola con el Ipod (parece que era suyo), él ya estaba en el vagón. No se sacó los auriculares mientras conversaron. En un momento de silencio incómodo él simuló mandar un mensaje con su celular.
Jueves:
Entró ella sola con el Ipod, él no estaba en el vagón
Viernes:
Viajé contra la puerta, al llegar a Callao descendí para dejar paso.
Ella no entró.

Pudo no haber escuchado la chicharra si el volumen del aparatito estaba bastante alto.


(Por el Ilustre Desconocido)