Grandes Gritos del Rock (XXII) - El árbol lunático

¡Miren cómo saltan y rebotan estos muchachos de Haedo! Y sus gritos en un dialecto incomprensible para los mortales nos hacen sospechar los más oscuros mensajes satánicos. Otra de las bandas moldeadas y exprimidas por Santaolalla; hoy en día les cantan a los floggers y al Facebook, pero en su momento tenían mucho para decir.

Oigamos esta hermosa canción dedicada a la luna. La luna que baila y maquilla el baile. Esta luna fiestera que gusta de las piñatas y los ponches del color de la noche. Un autista mira un cotillón, un aroma que quiebra en dos el patio, el otoño huraño y la sarna del perro... Y esta canción cansada cuya letra nada dice.

Olvidemos los little dreams y abracemos a esta luna parrandera y ansiosa.




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Responsable: Edu Schmidt
Obra: Luna
Frase: "¡¡¡¡CO SA DE WA SE CO IOOOOOOOOWWWWWWWEEEEEEEIIIIIIIIIIII!!!!"
Momento: 4:38 > 4:47

¡Que grite el rock!

La matemática hace mal - HOY: "Un hotel increíble", Fascículo 3

Los días transcurrían plácidos en el hotel infinito. Los huéspedes se solazaban entre los verdes prados incesantes, buscaban tomos en la Biblioteca de Babel y agujas en pajares interminables. Pero un día la desgracia se apeó en la puerta...

Doña Desgracia Morales, representante de la Asociación de Hoteleros Universales Agremiados Holísticamente Únicos (AHU-AHU), bajó de su corcel galáctico con ademán urgente. Se acomodó los grilos, gargajeó de colmillo, se arregló la melena y, pitándose un faso, rumbió pal hotel.

- Como representante de las infinitas agencias turísticas agremiadas en mi Asociación, vengo a solicitar hospedaje para infinitos turistas que han contratado a las infinitas agencias.

Al conserje se le frunció el moño.

- ¿... Eso cómo sería?-, alcanzó a balbucear.

- Infinitos número de infinitos-, respondió Desgracia mientras se abanicaba con su diploma de doctorado en matemática aplicada.

- Pero el hotel está lleno-, intentó escapar el conserje.

- Vamos...-, agitó la Doña. El conserje no era difícil de convencer.

- ¿Hay chinos?-, alcanzó a preguntar, al borde del llanto.

- Tantos, que sólo ellos llenarían el hotel.

El conserje se paró sobre el mostrador de la recepción y, rasgando sus vestiduras, profirió un alarido que parecía evocatorio. Luego, tomó el micrófono y se comunicó solamente con las habitaciones cuyo número fuera primo (p distinto de 1) o alguna potencia de estos (p^n), pidiéndoles que elevaran al cuadrado el número de habitación en la que se encontraban ((p^n)^2) y se cambiaran a esa habitación. Entonces asignó a cada una de las infinitas agencias un número primo (distinto de 1) y a cada uno de los turistas de cada una de las agencias un número impar (t), de manera que la habitación de cada uno de los turistas se calculaba tomando el número primo de su agencia (p) y elevándolo al número que les tocó dentro de su agencia (t), lo que da p^t.

Siendo que existen infinitos números primos e infinitos números impares, fácilmente logró el sabio conserje hospedar a un número infinito de infinitos huéspedes en el famoso hotel que nuestra atención ha absorbido durante tantas deshoras laborales.

Horas después, el conserje tomó el micrófono y anunció a todas las habitaciones: "Sólo soy un hombre".



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Ñoñalejas:
- Infinito por infinito es igual a infinito.

- Los chinos ocupan el mismo espacio que los cristianos.
- Escribir esto lleva más de tres semanas.



(Por Nico)