(Concebido el miércoles 12 de noviembre de 2008)
Resulta que entre ayer y hoy se ha suscitado un claro desplazamiento del tiempo. Me puse a pensar por qué y noté que nuestro amigo Julio Cortázar nos estaba haciendo una jugarreta marciana desde el más allá.
Lejos de pretender justificar mi retraso, simplemente quiero negarlo rotundamente. Sucede que el tiempo fue desplazado y, si bien hoy es miércoles, este mail indica claramente que debería ser martes. Desconozco el efecto que puede tener esto sobre el cosmos, pero les recomendaría una sola cosa: traten de cuidarse mucho de ayer, porque nunca se sabe. Y en realidad no existe tiempo verbal posible para conjugar la advertencia; sería como “Ayer cuídense” u “Hoy cuidate de ayer”.
Noté que el guiño correspondía al escritor cuando leí que fue un martes cuando murió su amada y también fue un martes cuando él fue enterrado. Resulta evidente su póstuma aversión por este día. Luego, buscando entre sus relatos, encontré el siguiente, que ilustra, denuncia, prueba y corrobora el corrimiento temporal del que hemos sido víctimas:
“Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos estan donde la llave, puede suceder que encuentre la biiletera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del télefono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblenrente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paraguero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y tambien las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.“
Una vez más, sin retrasos, en tiempo y forma, a pesar de la calamidad atroz que Cronos condescendió a ceder al Gran Cronopio, esta edición los saluda.
Hasta la próxima.
Cronopio atrevido!
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