Hoy un nuevo episodio. Después de que el chofer se desvía acortando el recorrido tal como les describí en anteriores ocasiones, me paro y encarando hacia la puerta de adelante le digo "Ya me deben varios boletos con todas las veces que me cagaron". No va que el tipo me mira con una mezcla de asombro y confusión, y me pregunta a donde iba. Le explico y me esgrime un "pará que te llevo". Sin darme tiempo a responder, y menos a bajar, pega la vuelta cruzando todo el boulevard central de Retiro por una comunicación, esquivando el tránsito, y retoma el recorrido correspondiente desde la otra mano.
Me vi obligado a tomar asiento nuevamente, pero ahora en las primeras butacas. La cercanía y la actitud me hicieron sentir la necesidad de entablar una conversación -y porque no una amistad- por lo que ensaye mentalmente algunas líneas como para mostrarme amigable. Aquí algunas:
- "¿Largo el recorrido?"
- "Son ladris los tacheros, eh..."
- "¿Y? ¿Desciende por atrás el pasaje?"
- "¿Ahora con la caja automática estas como querés, no?"
Finalmente alcanzamos la parada antes de que me decidiera por una. Estando sin palabras no pude más que espetarle un inofensivo "te agradezco" cuando me bajaba, a lo que respondió "no, no me digas gracias" dejándome claro que no le interesa mi amistad y logrando que me sienta un mal tipo, yo que me daba de ducho en la vicisitudes sociales.
Seguimos siendo enemigos y ahora no me quedan dudas; se pusieron todos de acuerdo y me vienen ganando.
(Por el que dice llamarse Leo, bajo la administrción del CORECRIN)
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