Confesiones Psicofármicas - Epílogo

-¿Qué habitación?

-19, en el primer piso.

Vestíbulo de luz plena se va sumiendo en embudo hacia una escalera de mármol como las que ya no existen. Fortaleza rodeada de campos que son parques por su poca libertad de expansión, pero árboles, que dicha, y algún que otro banco derruido como postas antiguas al paso, camino de ripios salpicados de sol, movimientos que encierran cierto ritmo en el descompás; internos en un ir y venir, visitas estáticas.

-Mucho movimiento, hoy.

-Si vieras el desconche de sangre del primer piso. “Ponele un espejo que se va a sentir bien”, dijo Roldán, ahora se debe querer matar.

-Son peligrosos.

Volutas de humo se desprenden y difuminan los rostros de dos ángeles flechadores en roposo, expectantes de un día que tendrá preguntas y respuestas sin solución de continuidad. Hora de la limpieza diurna, baldes tras soldados blancos que avanzan a su misión de siempre, como ayer aunque diferente.

-¿Cuándo se rompió?

-Media mañana, tipo mediodía... baldearon pero después no volvieron a pasar. El enfermero que lo medicó no se dió cuenta.

Tonos azules se entrecuzan y contrastan con el blanco pincelado de la monotonía, guantes diligentes toman y sacan y ponen en la eléctrica actividad de quienes poco hacen; limpieza que deja manchas y preguntas en el aire.

Después de todo es un caso típico, y gracias a Dios por la burocracia.

-Sentir lengua estrépito no-ojos, adiós.

-Hoy no rompan las bolas que el horno no está para bollos.

-¿Hay algo más bello que pensar sin tener que explicar?

Dió un respingo al darse vuelta, no esperaba filosofía de un flechador asalariado y de bajos recursos, como dudar de esas frases tan vacías, y además los locos.

-Callate, querés, si te hubieses dado cuenta...

-Tendría que haberse dormido de una, y sin embargo quizás ya estaba soñando un sueño mejor, perfecto, ajeno a nuestras limitaciones.

-Boludeces.

-Le tenía miedo al agua, viste, se quedaba en la cama...era raro que se levante, por eso le dejábamos la puerta abierta. Roldán le puso el espejo y se deschavetó del todo, ahora tengo que limpiar esto y lo que cuesta...

Blanco costumbrismo... para qué tomar nota...

Un banco y un farol sumiso ante un sol inclaudicable. Comentarios murmurados que contrastan con el verdor silente de los campos, universo de comodidad que no será interrumpido ni creado en su existencia fuera de afuera.

Roldán? Alfa y Omega.

(Por el Ilustre Desconocido, bajo la administración del CORECRIN)

2 comentarios:

  1. Etelvina Rabonilla de Psico-Fántasy3 de marzo de 2010, 16:41

    NO!!!!!!!! Y ahora que hacemos sin las Confesiones!!!!!!!!

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  2. No, chicos, ponganse las pilas o se viene a Pique!

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