Ni atisbo de lluvia. Pero él y tanto paraguas. ¿Exceso de precaución? ¿Confabulación a plena luz del día?
Córdoba al 1300. Un hombre se pasea impune, casi litúrgico con su artefacto anti-lluvia. Ni una gota llora el cielo gris, ni un rayo osa el Gran Astro, pero él no cesa en su paso apurado y cuidadoso. Tampoco olvidó su "pilotín" (palabra siniestra) y sus hombros levantados como el que atraviesa un vendaval. Cualquier tentativa de explicación resultaría inútil, no revuelvan sus inteligencias.
Total: los conjurados pasean por la Avenida Córdoba, ojo al gol.
PD (sugerida por A.): Ni hablar de la moto amarrada al poste que, a nuestros ojos desatentos, resulta invisible.
Por ahi se habia hecho la planchita, y todo el mundo sabe, que la más mínima humedad, hace que el frizz aparezca....ve tú a saber!
ResponderEliminarUn comprador compulsivo mas de la big city, un eslabon mas de la cadena de consumo. Ante el primer velo gris que ocula al gran astro, salen como hormigas a venderle refugio paraguistico a las gentes, que transitan rapido, que ya no saludan. Todos llevamos un "hombre del paraguas" dentro.
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