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ESPACIO PUBLICITARIO
Liquido urgente. VW Gol Country 2006. 54000 km. $39500. Sólo efectivo. Impecable estado.
Equipado con muchas cosas de lo más interesantes como chapa patente, aire acondicionado, dirección hidráulica, luces atrás y adelante, alarma, cierre centralizado, varias ruedas, levanta-cristales eléctricos delanteros, estéreo con MP3 y seis puertas (una de las cuales da acceso al mismo motor, meollo del bólido). Sin embargo, carece de: airbag, frenos ABS, llantas pulenta, levanta-cristales eléctricos traseros, espejos eléctricos, techo corredizo, combustión a duende y rayo láser. Si espera hasta la semana que viene, seguramente baje de precio nuevamente.
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Subte Línea C, Retiro – Constitución, quince horas aproximadamente, estación Diagonal Norte.
Es necesario anclar los hechos en pasajes pseudo-reales para el común denominador de la gente que espera pasar por el lugar como personaje ilustre que visita un museo pero con reminiscencias de cine de barrio, hechos que se suceden como flashes y la vulgar impronta del turista que todos llevan dentro y que los obliga a estar, pero siempre después para que se lo cuente otro, con pasajes de misterio y subterráneo y trenes al borde del colapso.
Ya sacada la foto necesaria, aceptar como detalles innecesarios la poca gente por el horario, la llegada del tren, el apelotonamiento de gente en las puertas, estación con combinaciones por lo que en embarco y desembarco es fluido y así.
Ahora, personajes.
Antes de mi ingreso triunfal por la última (o primera) puerta del último (o primer) vagón, había ascendido una chica, más bien bajita ella, con un bolso de proporciones inmanejables del cual asomaba un buzo y un paquete de galletitas Pep*t*s.
Entre el resto humano que se agolpaba con actitud equina ingresa también un joven en camisa y jean con una campera rompevientos (bien pulenta) doblada en su antebrazo como poncho de gaucho en duelo.
Factum: entre las voces usuales comienza a sobresalir el timbre vocálico de la chica descripta, quien agarra por los hombros al gaucho de campera en brazo al grito de “mi celular!” seguido por un ruido seco de un objeto que cae, movimientos imprevistos, un brazo que intenta atajar al joven que está ganando ya la puerta, girando antes de su cierre para manifestar con una cara matizada de asombro, indignación y lamento por su mala suerte una verdad irrefutable:
-Ese celular no es mío.
Dicho esto, ganó raudo el pasillo de salida al mismo tiempo en que la formación arrancaba camino a Lavalle.
A modo de cierre.
Pasados los espasmos y la preocupación fingida del resto de los pasajeros, la chica fue retomando su color original entre preguntas de rigor y felicitaciones por su audacia, haciéndola partícipe de las teorías más diversas a las que el acto pudo dar pie.
Entendiendo que el Universo todo esperaba mi apreciación de los hechos, no pude mantenerme al margen y con la cara que uno pone cuando recibe dos cuatros en una mano de truco le dije:
-Decí que no te arrebató las galletitas.
(Por el Ilustre Desconocido)
Sino viene con encendido a duende y si del escape y los faros antinieblas no salen rayos láser, no puedo eliminar a los autos que me rodean, lo cual implica que estoy propensa a recibir puteadas por mi manejar femenino (aunque a pesar de lo que digan las estadísticas machistas, yo manejo divinamente)
ResponderEliminarY en cuanto al retruco de la conversación...¡Bien Ahí!
Llevate el celular, pero las M*lb* no, loco
(si cambié las Pep*t*s, por M*lb*s que son más ricas)
Al final manejas bien o mal? Te putean o no?
ResponderEliminarYo manejo divinamente bien.
ResponderEliminarLas puteadas me las como, mayormente, cuando viajo a capital y siempre vienen de la boca de los amigos tacheros.
¿Sabés que pasa, Anonymous? yo en provincia manejo con lo que podría llamarse PAJA.
En Capital, me pasa que andan todos a 10000 rpm y todavía no entienden que un bocinazo no convierte a mi automovil en un jet ni mucho menos