Un Ayudín pal Cristo


"Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen".



Antes de esa frase llena de ingenuidad y grandeza, lo fustigaron con 39 latigazos y lo escupieron y se burlaron de él y le clavaron una corona de espinas en el marote y lo hicieron cargar su cruz y cayó tres veces y siempre lo patearon, lo putearon, lo condenaron. Ya clavado en lo alto del monte Getsemaní, bebió vinagre y pronunció sus ante-últimas palabras, nunca lo suficientemente célebres como para ser polémicas: "Padre, ¿por qué me has abandonado?". Y entregó su espíritu.

Lo que no sabían los que escribieron las escrituras es que Rohr (corporación brasileña cuya fachada es la construcción de estructuras tubulares, mas cuyo verdadero fin es el de difamar deidades) también tomaría parte en los vejámenes. Y le dibujaría dos simpáticos y cruentos pezones logotipados a modo de póstuma irreverencia. Miles de turistas desengañados, despojados de sus bienes (45 reais la entrada) y sus ilusiones (una de las nuevas maravillas del mundo) disparaban obturadores desdeñosos e incrédulos al Cristo Empalado, flamante atracción de la ciudad carioca. "Si sos Dios, salite de esa", recreaban (resentidos, blasfemos y en idiomas remotísimos) los muchos visitantes... Rohr, chocho, sacando cuentas...

A veces, hasta los dioses necesitan una limpieza.


(Por Nico)

1 comentario:

  1. ¡¿Cuánto te cobraban la entrada?! 45 Reales?

    Mi Dios!!! Tendríamos que hacer lo mismo con el obelisco o la cancha de Boca para empezar a sustentarnos!

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