¡La Resistencia existe!


(He de birlar revoluciones y chantapufis, erigiéndome en mi propio editor cegado a la ignominia; he de arrebatar -yo también- secciones ajenas por mandato divino, acaso, cual chuchería cósmica que me sorprende en este limbo, en esta suspensión espacio-temporal-azteca a la que mi condición de proletario me condena. Beban, mamones, de su propia medicina. Bánquensen esta intromisión contrarrevolucionaria que vapulea sus propias y desdichadas secciones. Y vean cómo el porvenir les promete la caída aún antes del 2012.)

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El 28 tiene un recorrido ilimitado e incesante, que abarca todos los rincones del Universo. "¡Desquiciado! ¡Depravado!", gritarán las furiosas bestias. Pero, ¡ah!, no carezco de justificaciones que, no sin inexplicables preámbulos, ensayaré a continuación para las almas vagabundas.

Hallábame rodeado de extranjeros en su propia tierra. No hay caras más desconocidas y hostiles que las de los locales cuando uno es visitante. Y en esa mezcla de asombro con tentativa-de-homicidio que uno (paranoia grando 2) parece percibir en los semblantes ignotos, esperaba un bondi (camión, en mexicano) en un barrio muy similar a Constitución, pero en el corazón del DF, a las 22 hs. Caras impagables amenazaban mi integridad (oigo el crujir de dientes del Ilustre Desconocido, que nunca podrá hacerlas verba), pero si no hablaba quizá no notaran mi nacionalidad. Me rodeaban las pupilas atentas a cualquier descuido, a cualquier debilidad, acechantes. El décimo lugar de la fila no estaba mal en una fila de 20 que aumentaba exponencialmente. Presa del pavor, pero disimulando (como corresponde al argentino turista), me acerqué a un bigote y le pregunté en un susurro si el camión que esperábamos iba a (me llevaba de manera urgente a) la colonia de Santa Fé (el cálido y seguro hotel a resguardo de cualquier mal recuerdo). "Posí", respondió en su lengua, "pero aqueios también van para aiá", y señaló unos buses más pequeños, más ágiles, más vacíos, que se encontraban a escasos y esperanzadores 20 metros. Agradecí, dedicando una sonrisa trágica e internacionalmente fingida (ahora entiendo que sólo esa mueca me hacía merecedor de ser molido a golpes por una turba picante y desbordante de tacos, condescendiente el alma de nuestros hermanos latinos que supo perdonarme). Crucé la calle sorteando baches (esquivando charcos, lectores rockeros) y me acerqué a uno de esos bondis, intentando el contacto visual con el fercho y recordando al que se hace llamar Leo, repitiendo esa escena, repudiando la noción lineal del tiempo. Verifiqué el cartel del parabrisas: "Centro comercial Santa FE". "¿Al centro comercial de Santa Fe?", inquirí en ridícula tentativa de disfrazar el acento innato, eligiendo cuidadosamente cada palabra para minimizar la frase. "¿Mande?", me respondieron desde el volante, inútil trabajo gramatical previo. "¿Va al centro comercial de Santa Fe?", repetí casi en un llanto, casi en un alarido. "Ia es tarde y no voy a iegar al centro comercial", fue la respuesta, previsible y atroz como el llanto que sucede al desengaño. Mientras mi pequeño mundo rioplatense se desmoronaba, mientras recordaba crónicas y caras (esta vez era la mía, ¡ay, destino!), volví a la fila original para situarme en el lugar 56 (doblemente 28, doblemente desazón). El resto pueden escribirlo ustedes: viajar apretado, de pie, golpeando gente con la mochila, pidiendo disculpas, no saber dónde estoy, bajarme 15 cuadras antes del hotel. Igual que en Buenos Aires, bah.

Así queda documentada la evidencia que denuncia el caracter internacional del 28 y de sus choferes evitadores-de-la-última-parada. Y la más impagable de las caras, que es la que no está descripta en este texto.


Tiemblen, cachorros de revolucionarios, ¡la Resistencia existe!


(Por Nicochtzetl)

4 comentarios:

  1. Resista, Compañero Nicochtzet, Resista!

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  2. Gracias a Tararira y a todas las innumerables demostraciones de apoyo que por muy diversos medios (la mayoría ignorados incluso por mí) se han sumado a La Resistance.

    Mientras quede una sola voz alzándose enronquecida en la noche, bramando libertad, repudiando despotismos, La Resistance vencerá.

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  3. Compañero,
    Desde su guarida, en el exilio Azteca, le pedimos, todos aquellos, que como yo, se levantan ante tirano capricho del CORECRIN, que no baje los brazos, que siga luchando por su libertad.
    Aqui, por otro lado, ya hemos encontrado amparo, en un viejo lavarap de la zona de Balvanera, para esperar sus órdenes!
    Escuche, Nicochtzet, escuche aullar, a las almas cándidas, su canto de libertad!

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