
¿Quién interrumpe mi adorado solazar de ensueño? ¿Qué inoportuno visitante en mi puerta se apea? ¿De dónde vienes, ay infortunio, que mis días opacas?
He de saberte, por el juliano calendario, por el plateado firmamento… He de saberte tan cruel como inagotable, tan cíclico como irrepetible, tan frágil como inolvidable. He de transitar una vez más tus turbulentos deseos, ¡oh mar de iniquidades!; he de estrecharte ajeno y mío, mío como la luna o las desgracias que me arrojas, las tragedias y los recuerdos, que no son pocos, que no son dulces, ay martes, que no son dulces...
Y otra vez es un puto martes el que interrumpe el mambo, el que enciende la luz en la fiesta, el que baja la música en el Pepsi Music, el que pregunta la hora en la orgía. Un martes más gris que ninguno, más inoportuno que ninguno, que nos trae un recuerdo que no lo es tanto, por su persistencia y abnegación.
Un día como hoy, pero del 1959, mientras Fidel Castro & friends vencían en la Sierra Maestra y los Beatles tocaban sus primeras notas, el gobierno argentino no tenía mejor idea que fundar oficialmente la Universidad Tecnológica Nacional, peor conocida con las fatales siglas “UTN”. A partir de ese momento, casi la mitad de los ingenieros del país sufrieron los vejámenes más absurdos y humillantes en pos de un mero título, que acredita la entrega incondicional de la dignidad a las cuarenta y cinco materias que forman ese Getsemaní.
Para más coincidencias, el mismísimo General Perón, sin poder esperar ni un instante más para ver sufrir a las generaciones de jóvenes obreros que inocentemente acercaban sus pompis, había inaugurado los cursos el 17 de marzo de 1953. Por supuesto, era martes.
De manera que una de las instituciones más impiadosas de nuestra Patria, comenzó sus operaciones un día martes, y hoy recordamos su oficialización.
Y me despido con la estrofa del delicado poeta, que dijo:
“Todos con el culo en la paredAhí viene el martesMucho cuidado, cierren bien las puertas,Que el martes no es logi y te lo va a romper”Hasta la próxima.