Caras impagables II - El valor de la palabra

Martes, 16:30 hs.
Vengo caminando por Av. Corrientes con tono cansino, inútil intención de bajar las dos empanadas de JyQ que había deglutido con harto placer momentos antes al igual que el cigarro justificador y todo lo imaginable para hacer de esto una introducción tan florida como innecesaria.

El desarrollo aclaratorio:
Llego a la esquina y aguardo paciente el cambio de semáforo: a mi derecha se colocan a la misma altura un chico de 10 años con su padre. El chico (gordito él, desalineado como corresponde a un niño) vestía guardapolvo blanco, dado que, aunque parezca raro por ser el Microcentro, en la zona hay escuelas públicas.

Clímax:
Parece ser que el padre habría interrumpido su jornada laboral para ir a buscar al niño a su colegio, citado por las autoridades pertinentes porque parecería ser que el pibe en cuestión era propiamente la escomúnica.
40'' de semáforo: en este lapso pude escuchar un maratónico discurso sobre los problemas que el niño le generaba al Universo con su actitud y las consecuencias que acarrearían sus actos, como ir a vivir a los caños porque el padre seguramente sería despedido por dejar su trabajo y preocuparse por este chico que no se compone, calzado de Geisha.

Desenlace:
Sobre el final del discurso el padre pregunta: ¿Entendiste lo que te dije?". A lo que el niño, inflando sus gordos mofletes y poniendo su mejor cara, mezcla del ratón Juan Carlos y Shidartta Kiwi, replica "No, porque sos un pelotudo".
El semáforo ya estaba en verde pero esperé prudente el golpe en la nuca correspondiente; grave fue mi sorpresa con la reacción del padre: comenzó nuevamente una retahíla de palabras abrumadoras sobre la educación y el portarse bien y el reto y yo crucé porque más no podía esperar.

Conclusión:
Aunque parezca raro, hay colegios primarios en el Microcentro.

Post Scriptum:
Decidí que voy a hacerme amigo de un cadete para no sentirme mal con los comentarios que hice sobre ellos en la víspera; así ante algún cuestionamiento por mi actitud podré decir "tengo un amigo cadete".


(Por el Ilustre Desconocido)

1 comentario:

  1. El pendejo se tendría que haber comido un Generoso correctivo en el medio de la frente! (como me sacan los pendejos que te relajan de esa forma!).
    Aunque debo reconocer que, bastante boludo el señor padre, por intentar razonar con una criatura de esa forma...
    El "vas a terminar viviendo en un caño" es un tanto redundante en estas épocas...

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